domingo

Los 600 y la conspiración

Ahí están las firmas. Seiscientos temerarios y valerosos militantes populares dispuestos a desterrar la tiranía del PP y llevar al partido a nuevas cotas de prosperidad y, por supuesto, poder, con la persona adecuada al frente, que por descontado, no es Mercedes Alonso. Emulando a los espartanos de Leónidas, están dispuestos a luchar hasta la muerte -bueno, quizás no tanto- en su particular batalla de las Termópilas con tal de hacer frente a la opresión y al actual descarrío del PP ilicitano. Son una fuerza purificadora y flamígera que anuncia el advenimiento del Nuevo Tiempo Popular, convencidos de lograr su objetivo sin reparar en las lecciones que da la historia: la universal (a fin de cuentas, piensan, son el doble de los que se merendó Jerjes hace 2.489 años) y, sobre todo, la local. Pero si aquella desigual contienda significó la gloria -aunque a costa de abandonar el mundo de los vivos- de los 300 intrépidos espartanos, la de ahora no tiene visos de resultar tan edificante. Es probable que de los 600 apenas quede un puñado cuando se den las primeras refriegas, como suele suceder en los ejércitos montados con soldados de fortuna y reclutas a la fuerza, algunos incluso sin saberlo. El campo de batalla está listo y las tropas toman posiciones pero, mientras, los servicios de inteligencia y contraespionaje hacen su trabajo. Los contubernios y traiciones se mascan en el ambiente y nadie sabe exactamente a quien darle los buenos días, no sea cosa que le graben o le tomen una foto y luego parezca lo que no es. La sospecha lo invade todo.
Tratemos de desenmarañar la madeja y veamos qué sacamos en claro. Ya les adelanto que bien poco. Coja un bloc y varios rotuladores de colores, que allá vamos. Resulta que hace un par de semanas se presentó un escrito dirigido al alcalde en el que seis ciudadanos residentes en Elche pedían al alcalde la apertura de una comisión para investigar la relación de Alonso con la trama Gürtel, El Bigotes y todo eso. Encabezaba las firmas Vicente Jiménez, antiguo colaborador del ex presidente local del PP Manuel Ortuño (el texto rebosa su estilo por los cuatro costado) y le acompañaban otros militantes populares que aparecían -ellos directamente o familiares- en la candidatura de compromisarios al último congreso provincial en apoyo del presidente José Joaquín Ripoll, respaldado por el edil Emigdio Tormo. Luego va el portavoz socialista Alejandro Pérez y dice en rueda de prensa que el escrito está respaldado por «más de 200 ciudadanos, que podrían ser militantes del PP», cuando a los medios informativos sólo nos había llegado la versión con seis firmas. Mosqueo al canto: ¿cómo lo sabía Pérez? Bueno, pues anoten en el cuadro sinóptico de colores: Ortuño por un lado, Ripoll y su apadrinado Tormo por el otro, y Pérez y su jefe, el alcalde Alejandro Soler, completando el tridente.
Esta semana aparecen por fin las firmas de las que habló Pérez, pero no son 200. Son 600. De militantes cabreados con Alonso, afirma el promotor de su recogida, Juan Pedro Lozano, antiguo lugarteniente de -¡sorpresa!- Manuel Ortuño, que piden que se investiguen los chanchullos de la Jefa popular. Se dice y se comenta que muchos de los que han firmado ni lo saben y que otros que lo saben, desconocen para qué era. A renglón seguido -vamos, al día siguiente-, Lozano se deja ver en la alcaldía, un lugar que dicen que frecuenta por su buena relación con el jefe de protocolo, Fran Bernabeu, aunque ese día, según este último, no se vieron. Paremos un momento. Coja los rotulares: debajo de Ortuño haga una raya y ponga a Lozano y desde Pérez y Soler, haga otra hacia abajo (de un color distinto, para no liarla) y coloque a Bernabeu. Ahora una ambos nombres. Y luego apunte en otro extremo a Mariano Rajoy y envíele una línea desde Pérez y Soler, que decidieron mandarle a Madrid el escrito de marras.
Al día siguiente sale el concejal Justino Delgado y dice que le han dicho que han oído a un asesor de la Diputación y mano derecha de Tormo, Mario Penalva, instando a inmigrantes a firmar un documento en blanco -supuestamente el de las rúbricas de marras- a cambio de alguna contraprestación personal (dicen se le oyó decir el habitual «¿qué hay de lo mío?»). De esta conversación, de las declaraciones de Pérez y de la supuestos intereses comunes del tándem Tormo-Ripoll y el alcalde, Delgado y sus compañeros de grupo llegan a la conclusión de que claramente hay una confabulación de intereses espurios en su contra, que pretende la aniquilación política de Mercedes Alonso. Encima, el portavoz de la gestora popular, José Salas, se descuelga con que hasta se han recogido firmas en la sede del PSOE por orden del alcalde y que se utilizan despachos municipales para urdir la conspiración. (Los seguidores de John LeCarré pueden incluso añadir en un rincón de la hoja algún intento de compra de concejales para darle más intriga al asunto). Coja de nuevo los rotuladores y trace líneas desde Ripoll-Tormo hasta Penalva, y desde éste hasta Lozano y Bernabeu, y otra desde Pérez-Soler a Tormo-Ripoll y Penalva. Y una más desde Ortuño a Ripoll y Tormo, y que siga hasta Pérez y Soler. Ponga también por algún sitio a Francisco Camps, que seguro que algo tendrá que ver en este asunto.
A todo esto, hay quien pregona que aún falta por salir lo más gordo del caso Gürtel en Elche, y que Alonso se verá salpicada. Además, avisan de que saldrán cosas sobre sus bienes, que tanto interés tienen los socialistas en que se conozcan. Y encima, el PSPV avisa de que la llamará a declarar, junto a la alcaldesa de Alicante, en su denuncia por la trama. Así que coloque a la portavoz en el centro de este guirigay y láncele líneas con rotulador fluorescente desde todos los nombres. ¿Tiene ya la cosa más clara? Lo que le decía. No se preocupe, habrá más.


http://www.laverdad.es/alicante/20091025/elche/conspiracion-20091025.html

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