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Psicología cerebral, inteligencia cerebral.

Lo que denomino psicología cerebral, es la ciencia que estudia el cerebro, no desde un punto de vista neuroanatómico, bioquímico, etc., sino como sustrato propio de la conducta humana.

Los procesos mentales, emocionales, comportamentales, el pensamiento, la creatividad, la imaginación, la memoria, etc., todo ello nace de la actividad neuronal.

Son los circuitos neurales, la base del conocimiento, de la estructura psicológica humana.

No hay que establecer modelos secuenciales de macroelementos, que pasan de unos a otros almacenes, ni explicar el comportamiento a través de sumas de conexiones de unidades elementales, establecidas estadísticamente, aunque sea este modelo el que más se aproxima al que se postula, dentro de lo que entiendo por psicología cerebral.

Hay que estudiar cómo se establecen los circuitos neurales, en función de las actividades que en cada momento desarrolla un ser humano y aún cuando todos las personas establecen conexiones diferentes, según la experiencia que reciban, hay una elaboración muy similar, según sea el área de conocimiento que estén desarrollando.

Por ejemplo, el lenguaje se asienta claramente en dos áreas, el área de Wernicke, que determina la comprensión, y el área de Broca que genera el habla. Ello quiere decir, que aún cuando las conexiones que se establezcan diferirán de unas personas a otras, todas ellas tendrán su situación física, en las áreas cerebrales mencionadas.

Otras veces, sin embargo, las conexiones abarcarán prácticamente toda la corteza, en procesos cognitivos muy complejos, como el pensamiento, la reflexión, etc.

Un espermio camina raudo hacia el óvulo y lo fecunda. Lleva veintitrés cromosomas, que con los veintitrés cromosomas aportados por el óvulo, permite que empiece a desarrollarse un futuro ser humano, que tiene veintitrés pares cromosómicos.

El cigoto, a través de la mitosis, comienza su crecimiento, y el embrión se irá modelando en función de los genes aportados por los cromosomas, de la nutrición recibida en el claustro materno y de todas aquellas variables medioambientales pre y perinatales.

En realidad, no se está formando un niño o una niña, más o menos preciosos, sino un cerebro, que adoptará en su momento, el género masculino o femenino.

Este cerebro se alimenta de información, si no capta información no puede mantenerse vivo, es por lo que necesita unos órganos sensoriales, ( los ojos, la nariz, los oídos, etc., ) que capten las sensaciones externas e internas y unos medios de locomoción y prensión, ( las piernas y los brazos, ) para trasladarse, hacia los lugares donde se encuentre el alimento que le proporcione la energía necesaria, para poder seguir captando información, además requiere un soporte que mantenga unidos los diferentes órganos necesarios para poder sobrevivir, (la columna vertebral).

Por supuesto, también necesita unas potentes centrales almacenadoras y modificadoras de energía ( las vísceras, el corazón, etc. ) y unos sistemas de seguridad que se activen en el momento que algo falle dentro del proceso general, o se advierta la inminencia de un peligro importante, ( sistema hormonal, el sistema límbico, etc. ).

El objetivo principal es captar información, todo está subordinado a dicho plan. La arquitectura resultante, la llamamos hombre o mujer, pero como hemos dicho, en realidad, se trata de un cerebro masculino o femenino, con todo lo necesario para poder trasladarse de un lugar a otro, en búsqueda de la energía necesaria, para mantener activo el sistema y poder captar información medioambiental.

Dentro del proceso evolutivo, ha incorporado a su sistema nervioso, los adelantos de los animales de escalones inferiores dentro del fillum, la médula espinal, la formación reticular(conocida como el cerebro de los invertebrados ), el tronco cerebral y el cerebelo, ( conocidos como el cerebro de los reptiles ), el sistema límbico, ( conocido como el cerebro de los mamíferos ), etc.

Estos cerebros los emplea, para las funciones más primitivas, sobre todo para asegurar la homeostásis del sistema total y ha conseguido mejorar incluso, el funcionamiento de estos cerebros, al enlazarlos entre sí, darles funciones nuevas y coordinarlos a través de su órgano rector, el neocórtex, ( el verdadero cerebro humano), donde se encuentran los dos hemisferios cerebrales, el derecho y el izquierdo, unidos en su base por lo que se denomina cuerpo calloso.

Como quiera que estos dos hemisferios trabajan como auténticos cerebros, independientemente el uno del otro, intercambiando información a través del cuerpo calloso, hay autores que afirman que tenemos dos cerebros, con funciones muy específicas entre sí.

La realidad, sin embargo, es que tenemos cinco cerebros, el cerebro de los invertebrados, encargado de filtrar todos los estímulos del entorno, dejando pasar aquellos que considere no suponen un peligro para el organismo y en caso necesario dando la alerta general, ante una posible agresión del medio; el cerebro de los reptiles, cuya función es coordinar el movimiento, mantener el tono muscular y regular los procesos vegetativos tales como, la respiración, presión sanguínea, etc.; el cerebro de los mamíferos, con la misión de preparar el combustible necesario para que entre en acción el organismo, activándolo con un estado de alerta general para una posible situación de "lucha o huida", ante una amenaza inminente y los dos cerebros de los dos hemisferios de los homínidos, encargados de las funciones típicas humanas, el pensamiento, el lenguaje, etc., y coordinar todos los cerebros entre sí, ejerciendo las funciones directivas y tomando la última decisión, con algunas especialísimas circunstancias.

Si nos vemos en peligro cierto, será el cerebro de los mamíferos, el sistema límbico, el que decida las respuestas del organismo, apoyándose en los cerebros de los reptiles y de los invertebrados e inhibiendo a las neuronas corticales, de su labor directiva, quedando éstas, sólo como simples receptoras informativas, de lo que está ocurriendo en el medio externo e interno.

La corteza ejerce, en funciones específicamente humanas y para las funciones genuinas de los animales, dispone de los tres cerebros citados, aunque no podemos olvidar, que normalmente, en última instancia, el neocórtex puede tomar la iniciativa responsiva de la conducta.

El ser humano, tendrá un comportamiento típico de un animal, en aquellas situaciones que considere, precisamente la corteza cerebral, que peligre su integridad, dando inmediatas órdenes al sistema emocional, para que ponga a todo el organismo en situación de emergencia, en el más puro mecanismo elemental evolutivo de supervivencia.

Habrá fuertes descargas de adrenalina, azúcar, cortisol etc., para que todos los órganos receptores estén dispuestos a captar el más mínimo detalle y los músculos prestos a emprender una rápida huida o un enfrentamiento inevitable.

Debido a su "conciencia", no tiene que ser la situación, necesariamente amenazadora para la integridad física del sujeto, sino que puede ser que amenace su integridad moral, social, familiar, etc., disparándose todo el sistema corporal, con la forma rudimentaria del pasado.

Ello produce a veces, resultados lamentables y catastróficos, en los que el sujeto reacciona de forma desmesurada ante el medio, produciendo en los casos extremos, daños físicos y materiales en un ataque de locura animal.

En otras ocasiones, el individuo sin embargo, se reprime, aunque su sistema emocional se habrá alertado de todas maneras, generando una cantidad de adrenalina, azúcar y corticoides, que el cuerpo debe eliminar más lentamente, pues no ha habido lucha o huida, lo que provoca secuelas físicas de angustia y cansancio y la sensación psíquica de frustración y vergüenza, al no haber sido capaz de dominar sus emociones.

La sociedad, se sorprende de vez en cuando con noticias de, asesinatos rituales, homicidios por celos, ataques mortales a colectividades sin razón aparente, etc., en los que el agresor o agresores, vestidos con su cerebro animal, tratan de conservar su integridad psíquica, la que una vez totalmente perdida, por la persistencia de su conducta emocional animal, dentro de una locura irracional irreversible, ponen fin a sus vidas, en un intento postrero de recuperar su cerebro racional, ante la vergüenza irresistible de tener que rendir cuentas a sus conciudadanos.



Es como si el cerebro reflexivo, castigase de esta forma a un cerebro animal desenfrenado, con la orden racional de una destrucción total del organismo, "redimiendo así a la conciencia humana".

El hombre, al no poder dominarlo, decide matar al animal, al monstruo, que lleva dentro.

Habrá que esperar, a que el mecanismo evolutivo, consiga con el paso de los años, que el cerebro racional se imponga al animal, incluso en situaciones extremas para la integridad del ser humano.

Desde el primer animal unicelular hasta el neocórtex, da la impresión de una dirección teleológica de la materia, buscando ese resultado final, de un cerebro que piensa, que tiene conciencia.

Esto va contra el principio de la causalidad del azar, de la teoría de la evolución: las mutaciones producidas por el azar, se consolidarán siempre que sean beneficiosas para la supervivencia de la especie.

Si es el azar, no puede haber una direccionalidad en la materia, pero esto podría aceptarse, bajo el prisma de que, aún cuando la evolución tiene un camino desconocido por delante, y que este camino nunca sería el mismo, tantas cuantas veces se repitiese el proceso con las mismas condiciones, sí es cierto, que en la evolución, el captar información es vital para los seres vivos, pues tienen que estar alerta ante las continuas amenazas del medio.

Cualquier mejora en el sistema de captar información va a ser beneficiosa para la supervivencia de la especie, luego todas las mutaciones que se produzcan en el sentido de mejorar dicho proceso, van a ser incorporadas a la especie, produciéndose por la vía de hecho, una dirección hacia un sistema nervioso, capaz de responder a las exigencias de estímulos continuos del medio, el neocórtex humano, el resultado evolutivo de millones de años, desde el primer embrión de sistema nervioso en los cordados.

En realidad, el proceso de la materia viva es llegar al cerebro, que se alimenta de información, de los estímulos del medio-ambiente y a ello se debe una acumulación cada vez mayor de neuronas, para poder establecer más y más conexiones que vayan captando el mayor número posible de situaciones estimulares.

Desde los primeros cordados, con su elemental neuroeje, poco a poco se van acumulando nuevas neuronas, que van a dar la posibilidad de establecer más conexiones, al poder captar más estímulos del medio, así, se ensancha el extremo anterior del neuroeje con tres apéndices cerebrales, para el olfato, la vista y captación de vibraciones externas.

De nuevo más aportación de neuronas y estos apéndices crecen y, además, se forman nuevos ensanchamientos, las posibilidades de captar información aumentan constantemente y con ello el potencial de poder dominar cada vez más el propio medio circundante.

Aparece la formación reticular, el bulbo, el cerebelo, el sistema límbico, etc., hasta que por fin surge lo insuperable, el verdadero dominador de la existencia, la corteza cerebral con trillones y trillones de neuronas, ávidas de establecer conexiones sin doquier, ávidas de captar todos los estímulos posibles del exterior, y conforme más conexiones, más patrones de conexiones y más asociaciones de patrones de conexiones, aumentando la inteligencia de la conciencia interna, que ha alcanzado lo increíble, la facultad de pensar, de reflexionar, de tener creatividad, de trascender en suma sobre su propia materia, de donde procede, del hidrógeno, originario del universo, y por ende, del hombre.

La caja misteriosa, la caja negra, es la piedra filosofal donde se encuentra almacenada la inteligencia humana, capaz de transformar y modificar el medio en que vive. Es donde se encuentra el verdadero sustrato de la conciencia.

El cerebro funciona captando los estímulos del medio, estableciendo las conexiones correspondientes entre las neuronas específicas para esos estímulos.

Una vez establecidas las conexiones, se mantienen de por vida, a no ser por causas patológicas, constituyendo engramas de conocimiento dentro de la propia corteza.

Estas engramas pueden tener asiento localizable en determinadas áreas o zonas cerebrales, como el lenguaje, el equilibrio, etc., o pueden estar distribuidas en asociaciones más o menos numerosas, por zonas dispersas de la corteza, e incluso en toda ella, si el número de asociaciones así lo requiere, como sería en el caso de las habilidades cognitivas más profundas del intelecto, solución de problemas, imágenes, pensamiento, etc.

Ni el cerebro tiene todas las funciones cognitivas perfectamente localizables en puntos o zonas puntuales de la corteza, como propugnaban los frenólogos, con Franz Gall, su fundador, a la cabeza, ni se trata de un funcionamiento de módulos cerebrales, el descubrimiento de finales del siglo XIX, con el comienzo de la era de la cartografía cerebral, ( área de Broca, área de Wernicke ).

Tampoco es cierta la teoría posterior de la acción en masa del siglo XX, que postulaba que el comportamiento complejo del ser humano, derivaba de la acción de todas las neuronas cerebrales trabajando al unísono.

El cerebro funciona, según las conexiones establecidas de antemano, que se van adquiriendo con la experiencia de la vida, las nuevas conexiones que se están estableciendo continuamente en nuestra interacción con el medio y las asociaciones entre dichas conexiones.

Es cierto, que hay engramas de asociaciones localizadas en zonas perfectamente definidas, pero ello no quiere decir que la acción de las neuronas se reduzca a esa zona, pues en cualquier momento, pueden establecerse asociaciones con patrones de conexiones de neuronas de otras zonas cerebrales, incluso de las más alejadas físicamente.

Las zonas implicadas y el número de asociaciones de patrones de conexiones que se establezcan, estarán en función de la mayor o menor complejidad de la habilidad cognitiva empleada.

Conforme más se repita un patrón de conexiones determinado, más fácil será recuperarlo para una nueva actividad cognitiva que lo requiera. En esencia, ese es el fundamento de la memoria, una asociación de neuronas, que cuando se dispara una de ellas, se disparan todas las que constituyen la engrama, creando un canon de actividad.

En el momento de nacer un bebé, el cerebro viene con todo su potencial de neuronas, las células del sistema nervioso, y con las conexiones más elementales, establecidas entre ellas, a través de los axones y de las dendritas, imprescindibles para poder vivir. Estos patrones de conexiones habidas, van a permitir al neonato, poder respirar, que lata su corazón, alimentarse, llorar, etc.

Es en la fase posnatal, cuando empieza un increíble desarrollo cerebral, que se caracteriza por la formación de nuevos patrones de conexiones, trillones de conexiones neuronales, que van a diferenciar cada cerebro entre sí, en función de la experiencia que estén recibiendo.

El cerebro alcanza la mitad de su peso final a los seis meses, y el noventa por ciento a los ocho años de edad. (Rutter and Rutter 1993).

El bebé tiene trillones de neuronas, esperando a ser tejidas en el intrincado tapiz de la mente. Algunas neuronas ya están fuertemente conectadas....pero .....trillones y trillones más están puras y con potencial infinito. (Begley, 1996).

Las experiencias de la infancia van a determinar qué neuronas conectan entre sí y cuáles van a morir. Ello hará, que el niño crezca inteligente o lento; miedoso o seguro de sí mismo, locuaz o callado. (Begley, 1996).

Durante la infancia temprana, desde el nacimiento hasta los ocho años de edad, la mayor parte de las neuronas, miles de millones, están sin conectar entre sí, tienen todos los elementos necesarios para poder hacerlo, pero para que ello ocurra, han de recibir la estimulación apropiada, de tal manera, que si en unos períodos determinados, períodos críticos, no reciben los estímulos oportunos del medio, muchas de esas potenciales conexiones no podrán realizarse jamás, pues habrá sobrevenido una apoptosis, del griego apo ( fuera de ) y ptosis ( cayendo ).

La apoptosis fisiológica es un mecanismo de regulación del número de células durante el desarrollo, es una fagocitosis programada, un suicidio celular codificado genéticamente, que se activa, cuando la célula no es necesaria.

Muchas neuronas que, durante el desarrollo cerebral, no sinapsan con otras, son eliminadas por apoptosis, con lo que el daño potencial es para siempre.

Ello perjudicaría la experiencia futura, al haber menos posibilidades de establecer nuevas asociaciones entre patrones de conexiones nuevas y antiguas, ya que muchas de éstas no llegaron a constituirse.

El futuro adolescente, será más o menos inteligente, apto o no, para una profesión, la música, las artes, las matemáticas etc., en función de los patrones de conexiones que se hayan establecido durante el período crítico correspondiente.

Si se desea estudiar un segundo idioma, y en su día durante el período crítico no se establecieron las conexiones adecuadas para ello, aunque ahora nos expongamos a los estímulos del nuevo idioma, su aprendizaje no será posible, o será muy costoso.

Todas las habilidades cognitivas, tienen este período crítico de formación de conexiones neurales, en virtud de las estimulaciones apropiadas recibidas, de tal forma, que si no recibe el sujeto en ese período adecuado los estímulos oportunos, o bien perderá para siempre esa posibilidad desde ese momento, o para un futuro más o menos cercano, o bien su aprendizaje quedará fuertemente condicionado, negativamente.

Cualquier habilidad puede ser programada por los padres o educadores. Si se desea que un hijo desarrolle habilidades musicales, habrá que exponerlo a los estímulos apropiados para la música, en el momento oportuno.

Si lo que se desea es que desarrolle buenas cualidades matemáticas, filosóficas, de lenguaje, etc., habrá que exponerlo a los estímulos adecuados para cada materia.

Lo que está ocurriendo, es que en el cerebro se están realizando las conexiones neurales necesarias, para desarrollar con éxito en su día esas habilidades cognitivas y se están eliminando por apoptosis fisiológica, aquellas neuronas ya innecesarias, pues no han establecido sus conexiones en el momento indicado, el período crítico de la habilidad de que se trate.

En sólo cuatro días, el detector de rasgos de los gatitos puede desaparecer, así, si durante el período crítico de detectar rasgos externos, en la cuarta semana de vida, las células de la corteza visual de los gatos no pudiesen hacerlo, por mantener cerrados los ojos de los gatitos, no se establecen las conexiones en la corteza y las retinas se atrofian, quedando el gato funcionalmente ciego. (David Hubel y Thorsten Wiesel).

El etólogo Konrad Lorenz, describió un curioso fenómeno que llamó imprinting, troquelado, en el que en las primeras veinticuatro horas de vida, tras salir del huevo, los patitos seguían automáticamente para siempre, la primera silueta clara que percibiese su cerebro. De esta manera, muchos de los patitos que, lo primero que vieron fue la silueta del propio etólogo, Konrad, seguían a éste, cual fuese su madre.

En las ratas, se puede alterar el sexo cerebral en un período crítico, inmediatamente posterior al nacimiento mediante la correspondiente inyección de hormonas, masculinas a una rata hembra, que tendrá órganos sexuales de hembra y comportamiento sexual de macho, o femeninas a una rata macho, que tendrá órganos sexuales de macho y comportamiento sexual de hembra.

Esto podría igualmente hacerse con seres humanos, pero las inyecciones habrían de administrarse antes del nacimiento.

El virus de la rubeola daña el cerebro del feto, si éste se expone al mismo, a través de su futura madre, durante los tres primeros meses de gestación.

Además de apropiados, los estímulos deben ser novedosos, pues incentivan en mayor medida el aprendizaje y el desarrollo futuro de habilidades de todo tipo, cognitivas, emocionales, etc.

Para conseguir un cerebro más inteligente, hay que explorar gran número de estímulos diferentes. El amor no es suficiente, ni el deporte, ni la compañía de los demás. Lo importante es la novedad y cuánto más novedad tenga, más corteza cerebral desarrollará el infante, pues se formarán más conexiones neurales y se entrelazarán más patrones de conexiones entre sí, aprovechándose al máximo el aporte genético neuronal, pues la apoptosis fisiológica producida, habrá sido mínima o inexistente.

Tal vez, podamos decir en el futuro, que el individuo más inteligente no es el que tiene más alto nivel de C.I., ni el que responde antes a unos estímulos en el laboratorio, sino el que más corteza cerebral tiene, lo que llamamos inteligencia cerebral, porque ha aprovechado al máximo su material genético neuronal, estableciendo todas las conexiones entre dichas neuronas posibles y asociando patrones de conexiones en número ilimitado.

Precisamente, estas asociaciones de patrones de conexiones entre sí, son el fundamento del pensamiento humano. Las reflexiones cognitivas más profundas requerirán un número indefinido de patrones de conexiones. La neuroimágen mostrará un cerebro totalmente encendido, como si de una fiesta de gala se tratase y tuviésemos encendidas todas las luces de nuestra casa.

El funcionamiento del cerebro mientras piensa, lo podemos asimilar con una tormenta espectacular. Los resplandores producidos por los relámpagos neuronales, irán desapareciendo y apareciendo, según se vayan desvaneciendo y naciendo los pensamientos.

El entorno es, por tanto, fundamental, para el desarrollo cerebral, en los primeros años de vida, y su influencia es duradera, determinando, no sólo las conexiones que se van a establecer entre las neuronas, sino cómo se van a entrelazar entre sí dichas conexiones.

El psicólogo Benjamin Bloom formuló una regla general: el medio ejerce un impacto máximo sobre un rasgo específico, durante el período de más rápido crecimiento de ese rasgo.

Las situaciones estresantes no favorecen un buen desarrollo, pudiendo llegar a ser muy perjudiciales para los infantes.

De igual importancia, la nutrición es un factor a tener en cuenta. Una mala nutrición va a empeorar notablemente el desarrollo cerebral, pudiendo dar como resultado, desórdenes neurológicos de por vida.

Cerebros de millones de bebés se atrofian día a día como resultado de una mala nutrición en los períodos críticos. La dietas con pocas proteínas perjudican el desarrollo cerebral, llegando a ser irreversible el daño, si ello se produce antes de los seis meses de vida.

Una malnutrición prenatal, puede dar lugar a una reducción de hasta un quince por ciento de células en el momento de nacer. Los niños prematuros corren un riesgo, aún mayor.

De lo dicho anteriormente, se desprende la enorme importancia que tiene, con quien dejamos a nuestros hijos, durante ese tiempo tan vital y que va a condicionar su futuro.

Desgraciadamente, en unos tiempos que lo habitual es, que trabajen los dos miembros de la pareja, dejamos a los bebés en manos de cuidadoras sin la más mínima experiencia.

En los Estados Unidos de América, cada día tienen más importancia los programas de desarrollo infantil temprano. Hay personas especializadas, en aplicar unas técnicas diseñadas expresamente para ello, dándosele asímismo instrucciones a los padres, para continuar con los programas durante la vida familiar.

El problema hoy día, aún no resuelto, es el desconocimiento de cuándo comienzan los correspondientes períodos críticos de la mayor parte de las habilidades cognitivas, y cuánto tiempo tenemos para establecer las conexiones adecuadas.

No obstante, sabemos que casi todo ocurre durante la infancia temprana, hasta los ocho años de edad, y que hay muchos científicos, sobre todo en Norteamérica ocupados en el tema. Ello, y el desarrollo de técnicas para fotografiar la corteza, mientras se están produciendo funciones cognitivas de toda índole, las neuroimágenes, permitirán sin duda en breve plazo, disponer de gran número de períodos críticos de habilidades cognitivas, que se irán incrementando cada día.



http://mirandoabarlovento.blogspot.com/2009/10/psicologia-cerebral-inteligencia.html

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